
Los hielos de la Patagonia hielan la sangre de cualquiera. Blanco, inmenso, radiante es el Perito Moreno. Cada tanto se le da por desprenderse y el mundo paga fortunas por verlo hacer locuras. Mientras los hielos caen, los turistas festejan con alaridos y aplausos.
—Má— le soltó con tibieza un chico a su mamá.
—¿Qué mi amorcito?— le correspondió ella.
Y el niño, asombrado como todos, pero soñador como él sólo, le preguntó:
—¿Vos creés que la gente gritaría mi nombre si yo, de un pelotazo,
rompiera todo el glaciar?
Lo bueno si breve dos veces bueno.....
ResponderEliminarMuy lindo, Marce. Quizá los hielos se rompen con el pelotazo y el sonido suene al nombre del chiquito.
ResponderEliminarBesos!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarEs muy tierna la historia
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