
—Debería darte vergüenza— me reprochó el entrenador en el vestuario.
—Vergüenza es robar— intentó defenderme un compañero.
—Vergüenza es robar y no llevar nada para la casa— lo corregí, con una sonrisa.
—Como sea —se enojó el técnico. ¿Cómo no pateaste al arco, infeliz?
—¿No le viste la cara al arquero? — le retruqué
—Y a mí qué me importa el arquero rival.
—Tenía miedo, se le notaba.
—Mejor.
—¿No te importa alguien que tiene miedo?
—No.
—Debería darte vergüenza— le reproché.
jajaja. Es muy gracioso como le das vuelta el discurso al tipo.
ResponderEliminarbesos!!!
M.
Muy bueno. Fina y elegante vuelta de tuerca
ResponderEliminarElías
Está bien. Quizás hubiera venido bien que el arquerito García lo leyera antes de plantarsele a Alves a los gritos.
ResponderEliminarUn saludo.