lunes, 5 de abril de 2010

Defensor animado


El estaba enamorado de ella. Ella estaba enamorada de otro. Y ese otro estaba enamorado de él. Él era el 2 del equipo. Ella era fanática de ése equipo. Y el otro era el 9, el de los goles bonitos. Ella era bonita y andaba embelezada por el jugador de los muchos goles. O quizás por los hombres que hacían goles. No era el caso del 2, que ni una vez había sentido en la piel el grito de la hinchada por el gol propio.
Creía él fervientemente en la hipótesis de que alguien era capaz de enamorar a otro alguien haciendo un gol. Y pensó en ella. Y en el otro, del que sabía que estaba enamorado de él y del que conocía también que atraía a ella.
La condena de no ser correspondido la cumplía todos los días. La otra, la de no corresponder, la pagaba con la culpa. Por eso ni el comienzo ni el final de aquella jugada fueron actos improvisados. Cuando encaró hacia el arco rival, él sabía que podía desterrar los descruces. El 2 sacó pecho y limpió rivales con una destreza inusitada para un central tan de otro estilo, tan torpe. La convicción lo arrastró hasta las cercanías del área, donde por fin le vio la cara al gol. Y al 9, que esperaba solitario el pase para cumplir con su ley. El 2 lo vio muy bien, que nadie crea lo contrario. Desde la decisión tomada, simplemente se permitió ignorarlo. Tampoco quiso definir, que se sepa. El destino exacto de un hombre que se animó a dejar de esperar lo marcó en esa última corrida. Eximio improvisador de la gambeta dejó en el camino al arquero, caminó hacia la línea de gol y ante el arco libre ensayó un nuevo amago. Tiró la pelota por encima del paredón que separaba el campo de juego de la tribuna y pasó entre una muchedumbre atónita. Ella lo miró sin entender y vio cómo él se perdía a lo lejos. Sin gol, ella se atragantó con el grito de amor. Fue la vez que el 2 prefirió gambetear hasta encontrar la libertad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Una libertad con táctica y técnica que solamente depende del individuo. Un juego que en ocasiones directores técnicos e hinchada olvidan por aferrarse a la obtención de resultados inmediatos.

Elías

Editor dijo...

Bravo Marce! Hermosa historia.

Anónimo dijo...

ME ENCANTAN LAS HISTORIAS DE AMOR. Y PARTICULARMENTE ME ENCANTAN LAS HISTORIAS DE AMOR QUE ESCRIBIS VOS.

BESOS!!!