lunes, 16 de abril de 2012

Un partido como para hacer de cuenta


—¡Pateá bien!—le gritó un hincha, luego de que el remate se fuera desviado. El hombre que reclamaba era rengo.
—¡Cómo no viste a tu compañero, estaba solo!—le reprochó otro, al que sin los anteojos se le hacía imposible distinguir a dos metros.
—¡Ganá una de arriba, infeliz!— le exigió un señor enano desde la platea. Estaba sentado en la primera fila, para que nadie lo tapara con la cabeza.
Las palabras fraseadas, aparentes disparos al aire, le fueron despertando un instinto revanchista. Cuando por fin pudo convertir un gol, hizo el gesto de agitar ampulosamente las manos, como si se agarrara los testículos.
Ella, la número 9, tampoco había podido escaparle a la paradoja.

1 comentario:

Anónimo dijo...

jejeeje, cómo nos cuesta escapar a las paradojas. Me gustó el cuentito. Uno más de esta gran colección que tiene este blog. Felicitaciones.

MM