lunes, 10 de diciembre de 2012

El mejor arquero del mundo



No habrá otro que ataje todo. El término no es antojadizo; es literal. Roberto Cacho Sperandío fue el arquero imposible. Nadie le hizo un gol.  Ágil como un gato, en su trayectoria se destaca un dato: aquel prohombre atajó 76 penales.
Los delanteros más importantes se preparaban especialmente para enfrentarlo. Marito Collado dejó el alcohol un mes antes de jugar contra el mito. Sobrio como nunca, perdió los cuatro mano a mano de los que dispuso; pocas veces fallaba.  
Los defensores de su equipo se relajaban y hasta podían buscar su propio gol, con la certeza de que tenían blindadas las espaldas.
El arquero que atajaba todo se retiró invicto. Además de impedir goles, Cacho Sperandío atajaba problemas, el viento, la lluvia, botellazos y hasta a la muerte.
La parca se le fue encima una tarde de verano, en un 0 a 0 cerrado. Con los pies bien firmes y el cuerpo perfectamente erguido, Cacho Sperandío la vio venir y la atajó, como a cualquier pelota. La apretó contra el pecho y la atenazó con sus manos. Sin embargo, por el impacto cayó hacia atrás y se metió adentro del arco. Fue su última atajada. Antes de que el árbitro marcara el gol, Cacho Sperandío ya había muerto.

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