Se trata de extrañar
Cuando uno extraña, no hay que luchar contra eso. Porque los sentimientos no se cuestionan. Extrañamos lo que no podemos ver, tocar, compartir. Los hinchas, por ejemplo, suelen añorar a jugadores que ya no juegan. De ellos extrañan sus goles, sus jugadas, las emociones.
A mi amigo Seba y yo la historia grande del fútbol no nos guardará ningún recuerdo. Ni un cachito. Y de ningún modo se tratará de un acto de desmemoria. Más bien, de entender que los dos andamos huérfanos de gambetas inolvidables. Sin embargo, al fútbol no le guardamos rencor. Al contrario, fue jugando que nos conocimos. La primera vez fue en una playa. Él me vio jugar a la pelota y me elogió (seguramente exageró para poder incluirse en el equipo) cuando terminó ese picado. Después, compartimos equipo y nos entendimos rápido. Y lo mismo pasó al otro día. Y al siguiente. Y cada vez que nos veíamos en el verano. Las últimas dos veces que estuvimos juntos fue en mi cumpleaños, cuando él vino de España. Esas veces los pases fueron sin pelota.
Jorge Valdano suele decir que “nunca se conoció mejor a él y a los demás que dentro de una cancha”. Es una gran frase. A Seba lo conocí jugando, tal cual es él. En realidad, nos conocimos jugando y fuimos como somos. Por eso el día que volvamos a cruzarnos nos vamos a entender sin mirarnos, como la primera vez que me dejó solo frente a un arquero en vez de hacer el gol él. Ahora hace rato que a Seba no lo veo. Será por eso que lo extraño tanto. La próxima vez que nos veamos ya no va a ser para jugar al fútbol. Así fue la última vez. Y la anterior. Y anteriormente, también. Como sea, Seba y yo siempre vamos a jugar en el mismo equipo.
3 comentarios:
Que raro que es extrañar. Se extraña porque se quiere. Pero como duele extrañar.
Leo
Muy bueno!!
Deseo que sigamos haciendo goles en nuestras nuevas metas, para que cuando nos volvamos a ver festejemos los logros dentro de nuestros terrenos de juegos.
¡Qué precioso!
Tu amiga Marota.
Publicar un comentario