domingo, 19 de julio de 2009

Trabajo de hormigas


La primera hormiga que planteó el desafío fue por hartazgo. Cansada de que el elefante pisara hormigueros con impune desparpajo, se le trepó por la pata y luego por el lomo hasta dar con su gran oreja, demasiada sorda para semejante tamaño. Desacostumbrado a los reclamos, el elefante desoyó a aquella primera hormiga. Como si nada se le hubiese dicho, al otro día aplastó de una pisada la tierra en la que soñaban millones de hormigas. La estampida sacó de los hormigueros a los muchos insectos que lograron sobrevivir. Fue el sacudón que les hacía falta para saberse compañeros y compañeras. En el raje, aquella primera hormiga protestante perdió una pata. Sin embargo, entera de alma, propuso la rebelión.
Le habló a una sobre el asunto, y esa otra lo comentó a la siguiente, que habló con alguien para que se lo transmitiera a su vecina de hormiguero. Y fueron miles el día que decidieron treparse al elefante para largar sus voces, todas juntas, en esas orejas tan chiquitas para escuchar a los demás. A desgano y vaya a saber qué de todo, el elefante comprendió que las hormigas lo retaban, insurgentes, a resolver la cuestión territorial con un partido de fútbol. Incluso es probable que haya sido la soberbia por tan ancho y alto tamaño la que lo llevó a aceptar la propuesta. No estaba claro cómo se desarrollaría el juego; mucho menos, las reglas.
El partido arrancó con una demostración de poder del elefante. De un sólo patadón metió la pelota en el arco, a pesar de la resistencia estoica de cien hormigas, que dieron la vida en su afán por detener el remate. La causa de las hormigas ya tenía un gol abajo cuando decidieron emprender un ataque masivo. Empujaron, todas juntas, esa pelota que les quedaba enorme y avanzaron contra el arco de su oponente. Con un cansancio pasmoso llegaron hasta las puertas del gol, pero la mole les cortó el paso. Y de un soplido hizo retroceder la pelota con miles y miles de hormigas aferradas a los gajos. Cuando lograron recuperarse, volvieron a intentarlo. Una y otra vez. Los etcéteras podrían describir con exactitud el desarrollo de las jugadas. Jamás llegaron al gol.
Concientes de que el partido no se podía ganar, igual siguieron intentándolo. El elefante se reía con sorna, sólo porque no quería que las hormigas advirtieran que les envidiaba la voluntad. Que no era otra cosa que una fuerza de trabajo mancomunado, que las impulsaba a luchar sin importar el rival.
Llevaban seis días jugando, con una diferencia a favor del elefante de mil y pico de goles. Sin embargo, nadie se decidía a dar por terminado el partido. Las hormigas, porque tenían una resistencia inclaudicable. El elefante, en cambio, por un miedo cada vez más grande. A pesar del triunfo, advertía que no contaba con compañeros para poder festejar. Y así, muerto de soledad, les ofreció la victoria a las hormigas. Demasiado tarde. A esa altura, las hormigas habían aprendido a compartir la derrota. Por lo tanto, no les dolía perder.
El elefante dejó la cancha, impotente. Con algo de lástima lo miraron las hormigas, que volvieron a sus hormigueros y brindaron y se besaron. Como los que sienten que su dignidad está intacta.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Marcelo, no es la primera vez que me hacés emocionar. No dejes nunca de escribir este tipo de cosas.

S.

Ariel -El Negro- dijo...

Hubiesen puesto a la hormiga Diaz, que seguro hacia mas fuerza. Muy buena fabula.

el fantasma del tano facciutto dijo...

Muertas las ideologías, el mundo quedó en manos de gente práctica que anula cerebros bajo montañas de nada...Don Jorge Alberto de Las Parejas

Rodriguez...usted y su compañera pujol deberian dedicarse a la letras...tomelo como un elogio estan para mas

Anónimo dijo...

genial

marce / lechu dijo...

y la Hormiga Díaz es hincha de Colón, que hace de local en el Cementerio de los Elefantes

Anónimo dijo...

Lechugon,
Lei el cuento del elefante y las hormigas, es brillante, me hiciste acordar al cuento de Dolina.....
Te molesta si lo reparto entre los Dogos en alguna de nuestras Reuniones.
La verda que es genial
Te felicito
Abrazo de gol
EL PP

El Negro dijo...

Muy buena la observación del cementerio de los elefantes.-

ileana dijo...

las hormigas somos nosotros?
el elefante es el q esta arriba?
el que te mira de arriba o el que se siente arriba? Esto de arriba y abajo me hace pensar que solo en las fabulas se hace justicia.
Marce, al menos en algun lado,no?

Anónimo dijo...

Es una hermosa metáfora de la revolución. El poderoso humillado por la fuerza de los trabajadores.

Manu