martes, 8 de mayo de 2012

Los hijos de los signos

Hay un partido que se escapó de la trampa de las estadísticas. Un partido que no importó; que al resultado se lo llevó el viento, o está en el aire, o ardió en el fuego o se encuentra sepultado bajo tierra. Del partido no se sabe más allá de que hubo cuatro protagonistas que jugaron para ser libres: los hijos del agua, el aire, el fuego y la tierra. El padre o la madre de alguno de ellos se escondió los detalles debajo el brazo, para que nadie supiera exactamente qué fue del destino de aquellos futbolistas originarios. El hijo del agua era wing derecho y corría vertiginosamente con o sin pelota; a veces, confundido, se le patinaban los pies y perdía con facilidad la pelota. Pero había calor en el corazón de los jugadores; en aquel partido dejó su sello y sus llamas el hijo del fuego. Todavía se huele el humo que sale de la tierra, vientre de la protagonista rasa de esa noche. Los tres se inspiraron en él; querían ser como él. Su hijo, también compañero de equipo, era un jugador necesario para escapar a la ignominia. Por eso lo buscaron, lo encontraron, le dieron pases precisos y festejaron su gol. Se sabe, el aire es libre. (Dedicado a los futbolistas con fuego sagrado y también a las defensas que hacen agua).

1 comentario:

Anónimo dijo...

ME ENCANTO!!!

Mónica