viernes, 6 de julio de 2012

La pasión no se mancha

La parejita es cordobesa; ella mata mata cuando besa y él es fuego nafta y más nafta. Ella, de Talleres; él, de Belgrano. Y en la cama son la combustión. Ninguno de los dos sabe que el otro, al momento del orgasmo, festeja un gol de su equipo. El fetiche de él para acabar coincide con el recuerdo del Negro Gauna. Ella aprieta entre la emoción y el goce del acabe un festejo de la Pepona Reinaldi; ahora lo cambió por el gol de Farré a River, el día del gran golpe en el Monumental. Ninguno de los dos se ha confesado la intromisión de relatos internos. El grito es puro; para el otro el grito es puro.
La cama es una fiesta de tribunas que en apariencia es ella y él. La pareja cordobesa es pura locura, como el clásico encriptado que se juega bajo sábanas. Quedan sepultados por los gritos de placer los otros gritos; los silenciosos que inspiran aquellas conquistas de Belgrano y Talleres
Cuando terminan con su orgía de sexo y fútbol, los enamorados tienen por costumbre abrazarse. Haciendo de cuenta que la fiesta de fuego y besos que matan se trata de un empate.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Linda historia