martes, 16 de junio de 2009

Ventana a Río de Janeiro


Me cuentan que Ipanema tiene playas que enamoran a los ojos. Su arena suave, encantadora, invita a que los cuerpos le dejen sus marcas. Sin embargo, los cariocas nunca se echan como lagartos a tomar sol. Los que de día cruzan del cemento a las playas lo hacen para jugar, principalmente, futebol. Ya después, más por la noche, se divierten haciendo danzar sus cuerpos. Porque para ellos, la vida es movimiento. Y en esos vaivenes de brazos, piernas y caderas, rinden culto a los tambores y la pelota. Por eso miran de costado a los que no saben bailar samba o patear tiros libres como los dioses.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

muito bonito!

Matias dijo...

Muy bueno Rodirguez...siempre tendi a pensar que los brasileños entienden mejor de que se trata esto de vivir...y nunca se olvidaron de que el futbol es un juego...

Matias dijo...

Muy bueno Rodirguez...siempre tendi a pensar que los brasileños entienden mejor de que se trata esto de vivir...y nunca se olvidaron de que el futbol es un juego...

Senuf dijo...

Al final, aquello de "la alegría no es sólo brasilera" termina siendo más una expresión de deseo de Charly que una enunciación descriptiva.
Gracias, Marcelo, por enviarme el mail avisándome de la existencia de este blog. Seguís escribiendo como me gusta leer, así que aprovecho para agradecerte esa involuntaria cualidad. Espero que nos volvamos a cruzar por ahí.