lunes, 28 de junio de 2010

Si usted lo hubiese visto


Fue un goleador tremendo. De esos infalibles que, cuando pisan el área, empequeñecen la figura del arquero. Con decir que una vez, de frente a uno de esos pobrecitos, lo miró fijo a los ojos antes de enterrarle la pelota en el pecho. Cayó de espaldas la víctima mil y pico del goleador temible. De espaldas y adentro. La bala disparada de ese cañón- pie mandó al arquero detrás de la raya, con pelota incluida.
Tenía en su propio manual también de las otras definiciones, las más exquisitas. Las que podían dejar al mundo con la boca abierta, incrédulo ante la belleza de sus conquistas.
En un partido de noche gambeteó al equipo contrario completo, dos veces en la misma jugada. La doble apilada terminó con un gol que emocionó hasta a los rivales.
El día le inspiraba menos. Por eso los encuentros de mañana y tarde no eran tan fantásticos, aunque no faltaban sus tantos coronados por grandes festejos.
Hacer un gol convierte al que sea por dos o tres segundos en alguien invencible. De tanto vulnerar arqueros, aquel hombre debía sentirse capaz de ganar un partido él solo. Nadie lo hubiese pensado si apenas le dedicaba una mirada. Pero todo el que lo conocía podía presumir que sí era idóneo para semejante aventura. A los demás, podía engañarlos a la vista. Sin embargo, el goleador más goleador del mundo, que era paralítico, tenía la cabeza repleta de historias y un capital infinito de risas y llantos.

Este es un homenaje futbolero a Frida Kahlo, que tanto ha dicho diciendo poco.
El post no es otra cosa que una historia mínima inspirada en una de sus máximas: “Para qué quiero los pies si puedo volar”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanta Frida, me encanta su obra. Gracias Marcelo por traerla por estos lugares.

Tu blog es una maravilla

angelmbermejo dijo...

genial, Marcelo
no vemos en la semifinal
(Ángel Pantaneiro)

marce / lechu dijo...

Gracias, Angel.
Lamento que tu pronóstico no pueda ser posible.

Abrazo