viernes, 8 de abril de 2011

El mejor del mundo


Las mamás suelen acaramelar su mirada cuando observan a sus hijos. En ningún caso les ponen la lupa encima, sino todo lo contrario. Los detalles más grandes quedan sepultados debajo de la sonrisa contemplativa, que libera a los niños de la crítica cruda. Entonces no hay hijo que no sea inteligente ni educado ni lindo ni ningún ni que afecte la imagen que su madre construye de él.
Vale es de esas mamás. Le toca a ella y no a su marido, por cuestión de horarios, llevar a su hijo a fútbol. Es cierto que Santino es inteligente, educado y lindo; muy lindo. Incluso más de lo que estas líneas pueden definir tan ligeramente. Pero no es menos verdad que sus dotes futbolísticos no se asoman entre sus piernitas enclenques. No todavía y, a juzgar por sus gambetas truncas, quizás nunca se vislumbren.
Sin embargo, lo dicho: Vale es mamá; la mamá de Santino.
Ese hombrecito al que nada parece conmoverlo a su alrededor, que hace su vida sin depender de nadie, que goza de la elegancia que a pocos les tocó, ése tipo tan chiquito va a practicar fútbol vestido como jugador del Barcelona. A Santino la ropa que le compró su papá le encaja a la perfección; la imagen, en este caso, miente sobre el contenido. Minucias.
Activista de la mirada embelesada, Vale describió así a su pequeño héroe:
—Juega como Messi, nada más que es un poquito vago.

3 comentarios:

Negro dijo...

Impecable, y doy fe que es asi mas alla de eso excelente relato.-

marce / lechu dijo...

Sigo esperando el derecho a réplica de la madre. Si es que tiene algo para decir.

Anónimo dijo...

Lo unico que voy a decir es que Messi tambien tenia las patitas de alambre.