
Es conmovedor lo del arquero que no delata a los defensores, después de que, desatentos, hayan dejado sin marcas al delantero que lo fusiló desde el punto penal.
Tiene valentía el arquero que les cubre las espaldas a diez compañeros sin pedir protección para su propio pecho.
Digno es aquel arquero que nunca agacha la cabeza después de recibir un gol; dignísimo, es el que, encima, levanta la vista a sabiendas de que todavía sufrirá más y más goles.
3 comentarios:
Esto me hace pensar que nunca podría ser arquero.
No hay que quedarse callado siempre, considero. Pero hay que saber cuándo hablar.
Una cosa que escuché una vez, y me quedó grabada y trato de aplicarlo, es que un buen líder o buen compañero elogia en público y reprende en privado.
Es el deber del arquero al salir al campo de juego, saber que no es casual no tener la misma remera que sus compañeros.
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