miércoles, 8 de septiembre de 2010

El milagro de Maradona


No lo vio; era ciego. El sordo no pudo escucharlo. Por razones obvias, el mudo no lo gritó. Fue el gol más impresionante de la historia aquel de Maradona y ninguno de los tres lo vivió enteramente. Hasta acá una versión.
Lo otra, la que más me gusta contar, salió de la boca de uno de los que vio el gol. Dicho esto, ya no es revelar la fuente señalar al sordo como el informante.
Él no escuchó el golpe de pelota en el último toque de Diego ni el jadeo de los ingleses que lo corrían de atrás ni la excitación de la gente cuando su marcha se adivinaba indetenible ni los lamentos inútiles ni el pitazo del árbitro. Esa danza de sonidos se la bailó el ciego al oído. Agradecido, el sordo le dibujó con palabras la maravilla del floreo de Maradona y el ridículo desplante al que sometió a los defensores rivales.
Con el goce pleno de los sonidos y la imagen figurada, el ciego entendió el padecer del mudo. Aquel hombre había visto y escuchado todo. Exactamente lo mismo advirtió el sordo. Y entonces fue unánime lo que a los dos se les ocurrió: prestarle la voz al mudo para que pudiera gritar el gol.

2 comentarios:

Negro dijo...

Estas re loco y por eso la historia esta muy buena

marce / lechu dijo...

Negro, no sé qué decirte. No sabía que estaba re loco, pero si vos lo decís...

Igual espero que no sumes adeptos a esta estigmatización.

Abrazo grande!