"Ante todo sepan ustedes que en estas líneas conviven la tristeza por el abandono y la alegría de tantos recuerdos amontonados, así, uno sobre otro, como cuando nos apilamos encima de Cacho, para festejar el único gol que hizo en su vida.
Me acuerdo y la emoción me invade, sin que esto me resulte un problema. Al contrario, las sensaciones me recorren el cuerpo y me impulsan las lágrimas y las sonrisas, en un acto comparable a cuando llueve mientras hay sol.
Por eso en este repaso no puedo dejar de señalar la generosidad de Palito, siempre atento a dar el pase; las voluntariosas corridas del Negro Sergio, incansable como jugador y como amigo; el compromiso de César para establecer discusiones en todos los partidos: un hombre de un tesón inquebrantable para poner en duda hasta insignificantes laterales; la cordura de Juancito para desoírlo la mayoría de ésas veces. Y sin embargo de César también recuerdo, mucho más fuertemente, su capacidad infinita para pedir disculpas al término de cada picado.
Tampoco puedo dejar de nombrar al Nene, a Rubén, a Marito; ellos jamás me hicieron sentir "viejo", a pesar de la diferencia de edad. El respeto lo notaba cuando me pasaban la pelota. Y también en el insulto; alguien que juega al fútbol debe ofenderse con aquel compañero que no lo exige, porque ése lo ignora.
Fui muy feliz durante los picados, y lo seré ahora, hoy y mañana, que atesoro las imágenes de tanto ayer. Uno no se puede olvidar de los momentos intensos con otra gente. Al menos no es un lujo que podamos darnos los que honramos la memoria".
Me acuerdo y la emoción me invade, sin que esto me resulte un problema. Al contrario, las sensaciones me recorren el cuerpo y me impulsan las lágrimas y las sonrisas, en un acto comparable a cuando llueve mientras hay sol.
Por eso en este repaso no puedo dejar de señalar la generosidad de Palito, siempre atento a dar el pase; las voluntariosas corridas del Negro Sergio, incansable como jugador y como amigo; el compromiso de César para establecer discusiones en todos los partidos: un hombre de un tesón inquebrantable para poner en duda hasta insignificantes laterales; la cordura de Juancito para desoírlo la mayoría de ésas veces. Y sin embargo de César también recuerdo, mucho más fuertemente, su capacidad infinita para pedir disculpas al término de cada picado.
Tampoco puedo dejar de nombrar al Nene, a Rubén, a Marito; ellos jamás me hicieron sentir "viejo", a pesar de la diferencia de edad. El respeto lo notaba cuando me pasaban la pelota. Y también en el insulto; alguien que juega al fútbol debe ofenderse con aquel compañero que no lo exige, porque ése lo ignora.
Fui muy feliz durante los picados, y lo seré ahora, hoy y mañana, que atesoro las imágenes de tanto ayer. Uno no se puede olvidar de los momentos intensos con otra gente. Al menos no es un lujo que podamos darnos los que honramos la memoria".
Abrazo de gol eterno.
Alberto
8 comentarios:
Que duro debe ser el último partido con los amigos. Por suerte a mí me faltan unos 30 años para mi despedida del fútbol.
Memorable. Y más duro es cuando hay etapas en la vida que sustituimos el balón por el tabaco o un buen trago, o de una redácción.
Elías Leonardo
En eso estoy Elías; transitando la triste realidad de reemplazar el fútbol por otros fetiches.
Abrazo
¡¿Por qué?!, Marcelo: no nos dejes huérfanos.
Elías
Elías, mi abandono paulatino, casi silencioso, tiene que ver con la práctica del juego, no con el blog.
Abrazo
Así sea pues!!!!
Un abrazo
Elías
¿Qué pasa Marcelo, nos has abandonado?
No, sólo vacaciones!
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