Se secó, decían. Ese tipo no llora más. Al señor imperturbable se le había endurecido el gesto y tenía hecho callos los ojos. Son dos piedras, decían. De ahí no podía caerse ni un cuartito de lágrima. No me resulta tan fácil confiar en la gente, pero en este caso me rendí ante la evidencia. Los testimonios coincidían con similitud de fotocopia y el hombre, del que tanto decían, me pareció eso: lo que decían.
Las cejas arqueadas eran un homenaje constante a la queja. Y la superpoblación de arrugas, una muestra anticipada de años más lejanos.
A la cancha iba siempre. El fútbol era para él, quizás, la única rutina que conservó después de la muerte de su mujer. Al equipo no lo deja, decían. También tenían razón. El sequito de llanto estaba en todas las canchas, sin interrupciones.
Nunca se conmueve, decían. Y pasó que ni siquiera lloró de emoción cuando su querido club ganó el campeonato; y tampoco lagrimeó a los dos años, cuando cambió la mano y tuvo que padecer el descenso.
Nadie sabe cómo ni porqué. No debe ser verdad, decían.
Un defensor de su equipo fue el que lo conmovió. El acto valiente, casi imperceptible, de un jugador que, en medio de un torbellino de piernas, bien podría haberse refugiado en la impunidad. Sin embargo, se levantó del piso y se señaló el pecho. Le dijo a la cancha entera, a todos, así de mudo, que había sido él. Gol en contra, señoras y señores. Un hombre que asume una cagada semejante, con esa dignidad, merece respeto eterno. Tal como lo entendió el que nunca lloraba, hasta que lloró. Del que siempre decían no pudo reprimirse ante el sincericidio de ese “2”, tan auténtico, todo lo que él no había podido ser en los últimos quince años.
Ese hombre lloró como un chico; lloró con atraso. Y, dicen, volvió a sentirse vivo.
4 comentarios:
muy muy bueno
me encantan tus historias minimas!!!
buenisimo marce,tus historias son re lindas,cuando vas a publicar un libro?,besos.pd: fuimos compañeros de literario, te acordas no?
Marce, claro que me acuerdo de vos... sos la chica de las mariposas!
No sabía que frecuentabas el blog, así que una alegría.
Te mando un beso grande
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